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                     Cosmovisión Aymara (Electivo)

 

PROFESORES/ASIGNATURAS:

ELIAS TICONA MAMANI (Teoria) [DDP42 - A] COSMOVISION AYMARA

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Contabilizada en unos 28.000 chilenos, la cultura aymara posee una refinada tradición andina, rica en rituales y ceremonias que responden a una cosmovisión en cuyo centro se encuentra la Pacha Mama, o madre tierra. Los ciclos de la naturaleza y la sabiduría ancestral rigen el curso de sus vidas. El agua, indispensable para los cultivos, es protagonista de sus invocaciones.

 

La población aymara en Chile, que se contabiliza en unos 28.000 individuos repartidos en zonas rurales y urbanas que asumen este origen étnico, es heredera de una refinada cultura andina, con un importante componente boliviano. Las comunidades originales de la población aymara chilena se encuentran en las zonas cordilleranas y precordilleranas de Tarapacá y Antofagasta, desde el extremo sur del Salar de Atacama hasta las nacientes del río Loa.

 

Genéricamente, suele utilizarse el término "atacameño" para referirse a todas las culturas andinas de esta región a pesar de las sutilezas que las hacen distinguibles y de las particularidades étnicas, históricas y culturales.

El culto a la pachamama o madre tierra y el ordenamiento de la vida de acuerdo a los ciclos de la naturaleza, a la configuración del espacio geográfico y a la sabiduría ancestral, son la base de la cosmovisión aymara.

 

En su religiosidad se integran en una sola unidad los ritos precolombinos y las tradiciones católicas. Toconce está ubicado a orillas del Río Salado, principal afluente del Loa, en la latitud de Chuquicamata, a 3600 metros de altura. Ciclos vitales Si es que para nosotros las estaciones son poco más que un accidente metereológico, para la desconocida cultura aymara, son la guía que ordena cíclicamente su vida en una estructura complejamente articulada, que incluye categorías espaciales y temporales y dirige todos los aspectos de su existencia.

 

El tinku o equilibrio natural determina el momento justo y la proporción de cada una de sus acciones.

 

La cosmovisión aymara ordena religiosamente su mundo en tres dimensiones: sus relaciones sociales, sus relaciones con divinidades y antepasados y sus relaciones con la naturaleza. La visión religiosa que tiene el aymara de su historia y su geografía en términos mitológicos, ordena su mundo temporal y espacial, sirviendo de base para las estructuras de la comunidad.

 

Su organización social se basa en cargos o jerarquías indígenas, que están estrechamente ligadas a sus costumbres, tanto originarias como derivadas del catolicismo. Cada pueblo posee una asamblea comunal, constituida por los dueños de tierras cultivables, éstas pueden ser obtenidas por nacimiento, matrimonio o petición a la asamblea, que dirime democráticamente cualquier asunto de interés común.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

"Partiendo de la idea de la eterna repetición de los ciclos de la vida y la naturaleza, y de la eficacia de observar fielmente las fiestas y costumbres, el aymara pretende sostener ritualmente la continuidad del cosmos y de la comunidad; la prosperidad y la reproducción permanente del ganado, la perpetuidad de la vegetación y la chacra, la transición de verano a invierno y de invierno a verano y así asegurarse de una existencia duradera y tranquila. Concibe el tiempo como un ciclo de vida - la vida de la Pachamama o madre tierra- y como un ciclo delicado, frágil y detalladamente articulado" (Juan van Kessel, 1994).

 

El tiempo está definido por el ritmo del medio natural concebido como una unidad de las fuerzas opuestas y complementarias.

El ciclo vital de la Pachamama, o madre tierra, determina en el calendario aymara las fases de dos ciclos económicos interdependientes: de transhumancia pastoril andina y de agricultura precordilllerana.

De acuerdo a este calendario, las actividades festivas, sociales y religiosas se concentran en verano en la zonas cordilleranas más altas, dedicadas al pastoreo, y en invierno en la zona agrícola, de la precordillera. Aunque siempre los pastores bajan a celebrar a las "chacras" y todos asisten a visitar los templos más altos, hacia la cordillera, que tienen un grado mayor de jerarquía, acorde a la adoración que el aymara hace de los cerros, los cuales representan entidades divinas. Culto al agua De acuerdo a la leyenda aymara el actual "mundo del sol" nace de un cataclismo mitológico, en el cual el sol, irrumpiendo en el mundo de la oscuridad, lo incendió: "Así comenzó el tiempo del sol: antes había gentiles que vivían en chullpas.

 

El sol todavía no había aparecido. En el cielo estaba solamente la luna. Entonces se dijo a la gente que el sol venía. Ellos pensaban que venía del occidente. Entonces hacían sus casitas con muros gruesos y puertitas chiquititas al oriente, para no quemarse. Sólo unos pocos se hundieron en el agua y ellos se salvaron". El agua, salvadora en este mito fundacional, es objeto de culto que se manifiesta en ceremonias de sólido raigambre, como la Limpia de Canales, que une trabajo, fiesta y rituales, con oraciones a la virgen y a los santos. En ella se despejan las acequias y se pide a la pachamama la abundancia de agua para los cultivos. "Las ceremonias de la limpieza de canales se hacen en el solsticio de invierno, en o alrededor de la fiesta de Santiago, el día 25 de julio" (Juan van Kessel, 1994).

 

Esta compleja y detallista celebración dura seis días y en ella participan las familias de cada pueblo, visitas y forasteros, constituyendo un completo mecanismo de estructuración y consolidación social para la comunidad. Para la ocasión suelen viajar al poblado en cuestión los parientes y descendientes más jóvenes que vienen de los centros urbanos de la costa a ayudar a sus padres en las labores de reparar las acequias y quitarles el barro, las piedras y el pasto que impiden el buen flujo de las aguas.

 

La actividad culinaria es intensa por estos días, en los que se ofrecen diversos banquetes. Entre los alimentos principales que están presentes se cuentan la carne asada, las papas, el ulluku, el Chhuxllu y la chicha. "La filosofía andina otorga a la naturaleza un poder único. Pero para que la tierra produzca, para que crezca el pasto, para que el agua permita la abundancia, hay que respetarla. Y el respeto se manifiesta con el sacrificio, con la ofrenda, con el trabajo y con mucha alegría" (Victoria Castro, 1994). Costumbres ancestrales Las ceremonias, que incluyen adoración y cantos a la tierra –Pachamama- de alabanza a la, son encabezadas por el Purikamani, un cargo especializado para este fin, elegido por la comunidad periódicamente. Son también protagónicos el Yatiri, sabio y conocedor de todas las costumbres y estrategias, así como el Kamani o Kamana y otros, que son de reconocimiento público. Senombra también los Jilaqatas y Mama T´allas.

 

Las invocaciones a los "abuelos", a los "cerrros tutelares" o mallku y a la Pachamama, los cantos y bailes, el intercambio de alimentos y bebidas, las ofrendas de hoja de coca, alcohol, harina de quínua y maiz y otras acciones rituales se dirigen a la petición del agua. Los diversos rituales incorporan una gran cantidad de objetos y reglas de protocolo. Son fundamentales los cántaros y las vasijas de cerámicas utilizadas en las ofrendas, así como los awayus sobre los cuales se arman las "mesas" y los taris e istallas que envuelven las provisiones que serán compartidas. Los hombres y las mujeres traen sus ch´uspas (pequeños bolsos tejidos a mano) llenas de hojas de coca, al cuello o en la mano. La ubicación de las personas en cada ritual, obedece a una jerarquía determinada, así como todos los pasos que se siguen en cada momento de la fiesta. La música es un elemento imprescindible, ejecutada principalmente por el arpa, acompañada de los putu o "qachus" y el clarín, también llamado trutruka o corneta.

 

Este tipo de celebración se inserta dentro de lo que el aymara llama "costumbres", reservando el término "religioso", para las fiestas católicas, en honor a los santos patrones de cada pueblo hoy en día. La religiosidad aymara es por esencia sincrética desde la llegara de los occidentales, sin que puedan realmente separarse los elementos autóctonos de los católicos. "Las costumbres, en su concepto son aquellas prácticas ceremoniales y rituales que vienen de los "abuelos" de los "antepasados", de los y las achachilas y awichas. A estas se agregan las formas propias y profundas con que practican la cristiandad" (Victoria Castro, 1994)

 

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UNO DE LOS TRABAJOS FINALES FUE REALIZAR UNA PRESENTACION EN PPT MÁS UNA EXPOSICIÓN SOBRE UNO DE LOS TEMAS ANALIZADOS EN CLASES:

 

-PPT LENGUA AYMARA

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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